Las personas, somos por naturaleza seres adaptativos, algunas personas con mayor predisposición al cambio y las situaciones nuevas que otras. El mundo exige desafíos de todo tipo, por ello, la demanda de capacidades como la flexibilidad, tolerancia, ductilidad son necesarias para entender el entorno, adaptarnos a ello y tener un nivel de calidad de vida deseado.
En esta guía hablaremos de cómo ampliar nuestra zona de confort entendida como el espacio personal o posicionamiento conformado por las actitudes, pensamientos y conductas que habitualmente utilizamos y con las que nos sentimos “cómodos” dentro de una situación para afrontar nuevos retos.