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Actualmente, realizo mi trabajo en el Servicio de Organización y Planificación Tributaria, dentro de la Dirección General de Tributos y Financiación Autonómica.  

Formo parte de ese grupo reducido de jóvenes que conforman la Administración de nuestra Comunidad y, aprovechando el altavoz que se me ha concedido, ojalá esto cambie pronto. La formación superior de la que gozan nuestros jóvenes es un atractivo que esta Administración no debería desaprovechar, pero es necesario intentar incentivar la vocación pública. Personalmente, siempre la tuve y, gracias a ella, conseguí lograr el objetivo de ser funcionaria de carrera. A día de hoy, no me he arrepentido. 

Siempre tuve predilección por el área económica complementada con la jurídica y, el interés por ello, hizo que eligiese la formación universitaria en los dos grados. Por eso, mi nivel de realización es superior cuando puedo conjugar ambas, y de momento así ha sido. 

He tenido la oportunidad, desde mi entrada en la Administración, de formar parte de diversos servicios, lo que me ha posibilitado tener una visión más global de la Dirección General a la que pertenezco. 

Comencé en los Servicios Territoriales de Hacienda de Burgos y Valladolid, concretamente, en la sección de control tributario de impuestos directos. La casualidad quiso que después de realizar mis dos trabajos de fin de grado sobre el impuesto de sucesiones y donaciones, mis primeros destinos fuesen en las secciones que se encargan de su gestión. 

Esta experiencia me permitió conocer de primera mano la gestión tributaria, pudiendo valorar la labor encomiable que realizan los Servicios Territoriales de Hacienda, pues son el primer eslabón de una cadena que comienza con el trato al público, nunca agradecido, por el pago de impuestos. En dicha sección, se debe conocer en profundidad, no solo la gestión tributaria, sino la rama del derecho civil denominada derecho de familia. Quizás, en esta etapa es donde mayor número de anécdotas he podido atesorar, todas ellas referentes a las complicaciones que suelen provocar las herencias. Una parte de la ciudadanía no es consciente de los trámites legales que hay que realizar tras el fallecimiento de un ser querido, ni mucho menos de los consensos que hay que alcanzar entre herederos, lo que ocasiona que el órgano gestor del impuesto deba lidiar con situaciones que no se dan en la liquidación de otros impuestos. 

Tras obtener conocimientos en la gestión, pasé a formar parte del Servicio de Inspección Tributaria, ocupando el puesto de Inspector de tributos, una labor perteneciente a otro de los procedimientos de aplicación tributaria. He de destacar que este servicio también cuenta con un trato directo con los contribuyentes, desempeñando un papel vital para la persecución del fraude fiscal. Las actuaciones de comprobación e investigación, debido a su complejidad, exigen un mayor rigor, si cabe, en el desarrollo de las actuaciones inspectoras.  

Y, por último, actualmente formo parte del Servicio de Organización y Planificación Tributaria, un servicio transversal que da respuesta a diversos asuntos que se sustancian en nuestra Dirección General, desde la asistencia técnica y administrativa a la Comisión competente de la resolución de reclamaciones económico administrativas, como la propuesta de programación, preparación y seguimiento de los cursos de formación del personal en el ámbito tributario o la propuesta, elaboración y seguimiento de convenios de colaboración firmados con organismos, asociaciones, colegios profesionales y con otras administraciones en el ámbito tributario, entre otros. 

Es la asistencia técnica en la resolución de las reclamaciones económico-administrativas la que considero más enriquecedora, dado que se deben analizar fundamentos jurídicos con mayor precisión y nivel de conocimiento de la normativa, que ya no se circunscribe en tu totalidad a una regulación tributaria, sino a una amplia variedad de legislaciones.

La reclamación económico-administrativa es un medio de impugnación previo a la vía judicial contencioso-administrativa y su resolución, que agota la vía administrativa, debe caracterizarse por su claridad, suficiencia en la motivación y atención a cada una de las alegaciones que se contienen en el escrito de interposición de la reclamación. Es esta relevancia en la resolución y el respeto absoluto a un procedimiento legalmente establecido, el que caracteriza la forma de trabajo tan minuciosa y estudiada. 

Esta perspectiva permite comprender en profundidad el calado de las actuaciones administrativas, una visión que, junto con mis inicios, me ha hecho aún más sabedora de la gran importancia de una buena gestión por parte de los órganos públicos. 

En mi corta trayectoria he conseguido ir alimentado esa sed de conocimientos que creo que debería explotarse en aquellas generaciones que se inician en la Administración, y espero poder seguir desarrollándome profesionalmente en aquello que me apasiona, contribuyendo a la mejora de esta Administración.